Queridas amigas y amigos,
¡Saludos desde Bangkok! Esperamos que se encuentren bien y a salvo.
Nuestros pensamientos están con el pueblo de Beirut y el Líbano, donde el pasado 4 de agosto una explosión mortal mató a casi 200 personas y dejó a más de 300.000 sin hogar. Nos alegra saber que nuestras amigas, amigos y colegas no sufrieron daños; pero la magnitud de la devastación y la pérdida de medios de vida es desgarradora. Esta tragedia se sumó a las ya graves crisis económicas, financieras y políticas que se han estado desarrollando durante más de un año y a la crisis de salud de los últimos seis meses. Estos habían sido especialmente devastadores para las y los trabajadores migrantes en el país, muchos de los cuales se quedaron sin ingresos, hogar, acceso a la atención médica y prestaciones sociales y, al mismo tiempo, no pudieron regresar a sus países de origen. Fue profundamente conmovedor saber que personas migrantes y refugiadas se han unido a las y los trabajadores voluntarios locales para llevar a cabo el trabajo de apoyo de emergencia. Mientras estamos de duelo por Beirut, también es importante señalar que esta es una tragedia que sucedió a causa de un gobierno negligente. Nuestras y nuestros colegas de Beirut están agradecidos por la efusión de amor y el apoyo humanitario tan necesario. Pero como dijo una de ellas: "Estamos luchando contra un sistema represivo, no nos ha afectado un desastre natural.