Queridas amigas y amigos,
¡Saludos desde Yakarta, Bangkok, Sofía, Ginebra y Bahía Blanca!
Desde nuestro último boletín electrónico, hemos dado la bienvenida a nuestro equipo a varias colegas nuevas: Milena y Nadia, que trabajan de forma remota, y Sumati, Srishty, Su Mon, Maya, Charlotte y Jennifer, que se unieron a nosotras en Bangkok. ¡Estamos emocionadas de tener nuevamente una oficina llena de feministas enérgicas y comprometidas!
En los últimos meses, nos hemos preocupado cada vez más por las ramificaciones de la "crisis del costo de vida" para las mujeres migrantes y trabajadoras de bajos salarios. Justo cuando el mundo comienza a recuperarse de la pandemia de COVID- 19, estamos viendo aumentos dramáticos en el costo de los alimentos, el combustible y otros bienes, y la consiguiente escasez de artículos de primera necesidad. Las razones de esto son bien conocidas: la invasión rusa de Ucrania, el aumento de la deuda pública y la reducción de la actividad económica debido al COVID-19, el aumento de las tasas de interés y la crisis climática, entre otros. Pero también parece que hay algo intrínsecamente erróneo en la forma en que se organizan nuestras economías si siempre pasamos de una crisis a otra.